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Rápidamente el pueblo levantó una
hoguera, cubriéndola con zacate seco
y ramas de los árboles. Y después de
curar a su bienhechor, bailaron felices
toda la noche.
El generoso animal, que tanto sufrió para
proporcionarles fuego, perdió el pelo de su
cola; pero vivió contento porque hizo un gran
beneficio al pueblo de sus amigos.
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