41
El hombre rico no tardó en darse cuenta de cómo había
prosperado su vecino más pobre.
“Habrá encontrado un tesoro —pensó—, y por eso vuelve
todas las semanas al bosque, para recoger un poco más de oro
del lugar donde lo tiene guardado”.
Convencido de sus sospechas, decidió ir tras él la siguiente
ocasión en que se adentrara en el bosque.
Espiándolo por entre los arbustos, el hombre rico vio cómo
su vecino afianzaba con un martillo las cuñas.
“¡Ajá! —exclamó para sus aden-
tros—. ¡Así que es ahí donde guardas tu
tesoro!”. Y es que, aunque era ya muy
rico, siempre quería acumular más y más
riquezas. Así que, tan pronto como se
fue su vecino, soltó rápidamente las cu-
ñas para ver qué había escondido en el
hueco del árbol… ¡Y justamente en ese
momento salió la Pobreza!
Estaba tan contenta de haber quedado en libertad, que
decidió seguir al hombre rico hasta su casa, y desde ese día
se quedó a vivir en ella. Y es que los ricos no están preparados
para luchar contra la Pobreza. Para mantenerla alejada hace
falta cariño y delicadeza, y a veces un poco de astucia.
Conoce más historias de Europa Oriental en
Cuentos de la vieja Rusia
, cuatro famosísimos
clásicos de tres escritores rusos del siglo XIX,
que nos muestran la hermosura de la narrativa
breve. Búscalo en tu Biblioteca Escolar.