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El tunkuluchú
El tunkuluchú era considerado el más sabio del reino de las aves. Un día lo invitaron a una
fiesta en el palacio del reino de las aves.
En esta fiesta el tunkuluchú se emborrachó pues no estaba acostumbrado al balché, un licor maya.
El tunkuluchú estaba tan borracho, que le dio por decir chistes mientras danzaba y daba
vueltas en una de sus patas, sin importarle caerse a cada rato.
En eso estaba cuando pasó por ahí un maya conocido por ser latoso, y se metió a la fiesta
dispuesto a molestar a los presentes.
El maya comenzó a jalar de las plumas al tunkuluchú, mientras el mareado pájaro corría y se
resbalaba a cada momento. Las aves creían que le había dado por bailar y se reían de él a más
no poder.
El maya se durmió y dejó de molestarlo. El pobre pájaro sentía coraje y vergüenza al mismo
tiempo, pues ya nadie lo respetaría.
Decidió vengarse de la crueldad del maya. Era tanto su rencor que pensó que todos los
hombres debían pagar por la ofensa que había sufrido.
Fue todas las noches al cementerio hasta que aprendió a reconocer el olor de la muerte; eso
era lo que necesitaba para su venganza.
Desde ese momento, el tunkuluchú se propuso anunciarle al maya cuando se acerca su hora final.
Se para cerca de los lugares donde huele que pronto morirá alguien y canta muchas veces,
haciendo temblar a quien lo escucha.
¿Sabías que.
..?
La mayoría de los textos de la mitología maya fueron
quemados por los españoles durante la Conquista;
por tanto, el conocimiento de los
mitos mayas disponible en la actualidad
es muy limitado.