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—Sí, sí —dijo el aldeano—. Voy por ella.
—Es usted muy generoso —agradeció
Mikolka.
Una aldeana se acercó para ver qué pasaba.
Una de sus amigas también salió de su casa y
le preguntó:
¿QuÉ hacen esos hombres?
²Dicen que preparan sopa de piedra.
²¿Y tomaron las piedras de nuestro arroyo?
²Sí, amiga, y te dirÉ que esa sopa huele
muy rico.
²Pues yo no huelo nada,
quÉ raro.
²La verdad es que yo tengo
mucha hambre.
El aldeano que había ido a buscar
la cuchara regresó y además trajo su
plato.
Boris comenzó a mover la sopa de
piedra y luego la probó.
³¡Mmm, está muy rica! Sólo le
falta un poco de cebolla.