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Piratas en Quintana Roo y Belice
La escasa presencia del gobierno español en la costa
oriental permitió que esta región se convirtiera en una
presa fácil para los asaltos de piratas. Cuando Bacalar se
estaba recuperando de las sublevaciones de los mayas,
ocurridas en 1636 y 1639, la población fue atacada
repentinamente por el pirata Diego, el Mulato. Años más
tarde, en 1648, la villa sufrió el saqueo a manos del pirata
Abraham y, ante el temor de sufrir mayores asaltos, los
vecinos decidieron refugiarse en Chunhuhub.
Por estas causas Bacalar estuvo abandonado por un
tiempo, hasta que en 1726 el gobernador de Yucatán,
Antonio de Figueroa, repobló el lugar con colonos traídos
de las islas Canarias. Para hacer frente a los ataques de
piratas, al año siguiente comenzó la construcción del
fuerte de San Felipe. Otro asunto que le preocupó fue la
llegada de piratas ingleses que, a mediados del siglo
XVII
,
se establecieron en la desembocadura del río Belice.
Al poco tiempo estos piratas se dedicaron al corte de
maderas preciosas y del palo de tinte, utilizado para
fabricar colorantes para telas. Conforme talaban los árboles
avanzaban hacia el norte, hasta que a finales del siglo
XVIII
ya se encontraban en los montes cercanos al río Hondo.
Barco pirata en el Museo Fortaleza de San Felipe, Bacalar.
Mary Read, mujer pirata.