Practica esta lección: Ir al examen
Ganga tenía una extraña sonrisa en sus labios. Estaba triste y feliz al mismo
tiempo. Dirigiéndose al rey muy dulcemente le dijo: –Mi señor, ha llegado el
momento en el que debo irme. Has roto tu promesa. Me iré inmediatamente.
Este hijo nuestro vivirá. Me lo llevaré conmigo pero te lo devolveré cuando
llegue el momento. Le llamaré Devavrata. El rey la miraba atónito, no podía
entender todo lo que le estaba diciendo. Lo único que entendía era que la
mujer que lo era todo para él estaba a punto de abandonarle para siempre, sólo
porque le había pedido que no matase a su octavo hijo. Las únicas palabras
que pudieron salir de sus labios fueron: –¿Por qué me haces esto? ¿Es que
no ves que mi vida te pertenece y que no puedo vivir sin ti? No puedes irte y
dejarme abandonado. En un tiempo me amabas y ahora, en nombre de ese
amor, te imploro que no me dejes; por favor. En el hermoso rostro de Ganga
apareció una expresión de dolor, y le dijo: –Mi señor, ¿no entiendes que me
voy porque debo hacerlo? Yo, Ganga, pertenezco a los ciclos. He venido a
la tierra para hacer un servicio y complacer tu deseo. Yo soy la diosa Ganga,
adorada por los dioses y los hombres. Vasishta maldijo a los ocho Vasus a
nacer en el mundo de los hombres, pero luego conmovido por sus súplicas, he
tenido que descender al mundo de los mortales para ser madre de ellos. Ellos
han sido los ocho hijos que he concebido de ti, y ha sido para tu beneFcio que
así fuera, pues tú ascenderás a las regiones superiores por el servicio que
has hecho a los ocho Vasus. Te contaré cómo fueron maldecidos por Vasishta:
Un día fueron los Vasus a la montaña con sus esposas, y mientras vieron
por un camino la
ermita
de Vasishta, uno de ellos vio a Nandini, la vaca de
Vasishta, que pastaba allí. La divina belleza de su forma lo atrajo, llamando
la atención de los otros acompañantes hacia aquel armonioso animal. Una
de las esposas le pidió a su marido que la obtuviese para ella, a lo que él le
respondió: –¿Qué necesidad tenemos nosotros, los Devas, de beber leche de
vaca? Esta vaca le pertenece al sabio Vasishta, dueño de todo este lugar. Es
posible que un hombre se vuelva inmortal bebiendo leche de esta vaca, pero
qué beneFcio nos reportaría a nosotros que ya somos inmortales. No merece
la pena provocar la ira de Vasishta tan sólo para satisfacer un capricho. Pero
la esposa continuaba insistiendo: –Tengo una compañera en el mundo de los
mortales y es por ella que te lo pido; podemos irnos con la vaca antes de que
regrese Vasishta. Por favor, hazlo por lo que más quieras, éste es mi más
profundo deseo. Finalmente su esposo cedió, y entre todos los Vasus cogieron
la vaca y se la llevaron con ellos. Cuando Vasishta regresó a la ermita, notó la
falta de la vaca, pues le era imprescindible para sus rituales diarios. Y usando
el poder del
yoga
enseguida vio todo lo que había pasado. La ira se apoderó
de él y pronunció una maldición contra los Vasus. El sabio, cuya única riqueza
era su austeridad, les condenó a que nacieran en el mundo de los hombres.
Cuando los Vasus supieron que habían sido maldecidos se arrepintieron,
aunque ya era demasiado tarde, y recurriendo a la misericordia del sabio, le
imploraron perdón. Vasishta les dijo:
– La maldición ha de seguir su curso. Aquel de vosotros que decidió coger la
vaca vivirá en el mundo durante más tiempo aunque en plena gloria, pero los
otros seréis liberados de la maldición en cuanto nazcáis. No puedo retirar mis
156
B
loque
III
Reconoces y demuestras las diferencias entre la
fábula y la epopeya