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Libro para el maestro
ESPAÑOL
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I
sión de ese deporte de machos para machos, que no
sabe qué hacer con esta imprevista invasión de tantas
señoras y señoritas.
A nivel profesional, el desarrollo del futbol femeni-
no encuentra, hoy por hoy, cierta resonancia. Pero no
encuentra eco ninguno, o despierta ecos enemigos, en
el juego que se practica por el puro placer de jugar.
En Nigeria, la selección femenina es un orgullo na-
cional. Disputa los primeros lugares en el mundo. Pero
en el norte musulmán los hombres se oponen, porque
el futbol invita a las doncellas a la
deprava-
ción
. Pero terminan por aceptarlo, porque
el futbol es un pecado que puede otorgar
fama y salvar a la familia de la pobreza. Si
no fuera por el oro que promete el futbol
profesional, los padres prohibirían esas
ropas indecentes impuestas por un satáni-
co deporte que deja a las mujeres estériles, por
lesión de juego o castigo de Alá.
En Zanzíbar y en Sudán, los hermanos
varones, custodios del honor de la fami-
lia, castigan con palizas esta loca manía
de sus hermanas que se creen hombres
capaces de patear una pelota y que co-
meten el
sacrilegio
de descubrir el
cuerpo. El futbol, cosa de machos, nie-
ga a las mujeres campos de
entrenamiento y de juego.
Los hombres se niegan a ju-
gar contra las mujeres.
Por respeto a la tradi-
ción religiosa, di-
cen. Puede ser. Ade-
más,
ocurre
que
cada vez que juegan,
pierden.
En Bolivia, al otro
lado del mar, no hay
problema. Las muje-
res juegan al futbol, en
los pueblos del altipla-
no, sin desnudar
sus numerosas “
polleras
”. Se meten encima
una camiseta de colores y ahí nomás se
ponen a hacer goles. Cada partido es una
fiesta. El futbol es un espacio de libertad
abierto a las mujeres llenas de hijos,
abru-
madas
por el trabajo esclavo en la tierra y los
telares, sometidas a las frecuentes palizas de
sus maridos borrachos.
Juegan descalzas. Cada equipo triunfante
recibe de premio una oveja. El equipo derro-
tado, también. Estas mujeres silenciosas ríen a
las carcajadas todo a lo largo del partido y des-
pués siguen muriéndose de la risa todo a lo largo del
banquete. Festejan juntas, vence-
doras y vencidas. Ningún hombre
se atreve a meter la nariz.
Fuente: Eduardo Galeano.
Cosas raras del
futbol
. En
La Jornada
. 10 de diciembre de
2004. Recuperado el 13 de junio de 2006,
de
10/044n1con.php.
dopados:
drogados.
depravación:
conducta viciosa,
corrupción de las costumbres.
sacrilegio:
contrario a lo sagrado.
polleras:
faldas.
abrumadas:
agobiadas con
algún peso o trabajo.