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DON CENÓN:
Doña Zenaida, vaya usted a la tienda, y escoja lo que
necesite, que todo es suyo.
ZENAIDA:
Muchas gracias, don Cenón.
DON NABOR:
Cuando quiera un percalito, nomás me dice y se lo traigo.
ZENAIDA:
Muchas gracias, don Nabor.
DOÑA BRúJULA:
Tenga veinte pesos por si quiere hacer una comidita
para recibir al hombre. (
Se los da
)
ZENAIDA:
Muchas gracias, doña BrÚjula.
DON CENÓN:
Y no tenga pendiente por lo del maíz, que ya pagará
cuando buenamente pueda.
DON NABOR:
Lo mismo le digo yo por lo de la manta.
DOÑA BRúJULA:
Y yo por el dinero.
DON CENÓN:
Si no veníamos a cobrarle.
DON NABOR:
Veníamos a preguntarle cómo estaba usted de salud.
DOÑA BRúJULA:
Y a ver qué noticias tenía de su marido.
DON CENÓN:
Pero ahora que vemos que está usted sin novedad…
DON NABOR:
…y que llega su marido…
DOÑA BRúJULA:
Nos vamos tranquilos.
DON CENÓN:
Cuando lo vea, dígale que no se preocupe por las
deudas.
DON NABOR:
Que ni se acuerde de ellas.
DOÑA BRúJULA:
Adiós, doña Zenaida, quede usted con Dios.
ZENAIDA:
Adiós, doña BrÚjula, adiós, don Nabor, adiós don
Cenón.
LOS TRES:
Adiós. (
Salen
)
ZENAIDA:
(
Sola
) Con estos veinte pesos voy a hacer un mole,
porque mi marido va a llegar con mucha hambre.
JUAN:
(
Desde fuera
) ¡Zenaida!
ZENAIDA:
(
Sola
) Ése es él. Ésa es su voz. Bendito sea Dios que
llegó con bien.
JUAN:
(
Desde fuera
) ¡Zenaida!
ZENAIDA:
(
Hacia fuera
) ¡Aquí estoy!
JUAN:
(
Desde fuera
) ¡Zenaida! (
Entra llevando un morral
)
(
Al verla
) ¡Esposa mía!
ZENAIDA:
(
Abriendo los brazos para recibirlo
) ¡Esposo mío!
Se abrazan.
JUAN:
Qué gusto me da estar otra vez contigo.
ZENAIDA:
Y a mí que hayas regresado.
JUAN:
¿Pasaste muchas hambres?
ZENAIDA:
Tuve que pedir maíz fiado.
JUAN:
Hiciste bien. Ahora pagaremos.
ZENAIDA:
Y tÚ, ¿sufriste mucho?
JUAN:
Era un trabajo pesado, pero me lo pagaron bien.
ANEXO 2