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Procedimiento
Laven los frutos con agua limpia.
Pelen las frutas, quítenles los huesos o semillas y
úntenlas con jugo de limón para evitar que se
oxiden y oscurezcan.
Corten las frutas en rebanadas delgadas.
Sumerjan las frutas durante 15 minutos en una
solución de metabisulfito de sodio, un gramo por
litro de agua.
Escurran las rebanadas y distribúyanlas en las
charolas; sólo formen una capa.
Coloquen las charolas sobre las plataformas de
tabiques (sesión 85).
Coloquen el azufre (una cucharada rasa por cada
500 gramos de fruta), en un papel y envuélvanlo.
Prendan el papel con el azufre.
Cubran las charolas con la caja y cuando el azufre
empiece a quemarse, tapen la abertura de la caja.
Dejen
las
frutas
por
60
minutos
dentro
del
azufrado.
Saquen las frutas y ordénenlas dentro del secador
solar para que empiece la desecación.
Muévanlas dos o tres veces al día.
Mantengan
cerrado
el
secador
para
evitar
la
contaminación.
Para comprobar el secado de las frutas, tomen un
puño y exprímanlas con la mano, si no quedan
residuos de humedad ya están listas. Tarda 48
horas aproximadamente el secado, dependiendo
la fruta.