183
II
ESPAÑOL
—No tengo la menor idea —dijo el Sombrerero.
—Ni yo —dijo la Liebre de Marzo.
Alicia suspiró fastidiada.
—Creo que ustedes podrían encontrar mejor manera de matar el tiempo —dijo— que ir
proponiendo adivinanzas sin solución.
—Si conocieras al Tiempo tan bien como lo conozco yo —dijo el Sombrerero—, no habla-
rías de matarlo. ¡El Tiempo es todo un personaje!
—No sé lo que usted quiere decir —protestó Alicia.
—¡Claro que no lo sabes! —dijo el Sombrerero, arrugando la nariz en un gesto de despre-
cio—. ¡Estoy seguro de que ni siquiera has hablado nunca con el Tiempo!
—Creo que no —respondió Alicia con cautela—. Pero en la clase de música tengo que mar-
car el tiempo con palmadas.
—¡Ah, eso lo explica todo! —dijo el Sombrerero—. El Tiempo no tolera que le den palmadas.
En cambio, si estuvieras en buenas relaciones con él, haría todo lo que tú quisieras con el
reloj. Por ejemplo, supón que son las nueve de la mañana, justo la hora de empezar las cla-
ses, pues no tendrías más que susurrarle al Tiempo tu deseo y el Tiempo en un abrir y cerrar
de ojos haría girar las agujas de tu reloj. ¡La una y media! ¡Hora de comer!
(“¡Cómo me gustaría que lo fuera ahora!”, se dijo la Liebre de Marzo para sí en un
susurro.)
—Sería estupendo, desde luego —admitió Alicia, pensativa—. Pero entonces todavía no
tendría hambre, ¿no le parece?
—Quizá no tuvieras hambre al principio —dijo el Sombrerero—. Pero es que podrías hacer
que siguiera siendo la una y media todo el rato que tú quisieras.
—¿Es esto lo que ustedes hacen con el Tiempo? —preguntó Alicia.
El Sombrerero movió la cabeza con pesar.
—¡Yo no! —contestó—. Nos peleamos el pasado marzo, justo antes de que ésta se volviera
loca, ¿sabes? (y señaló con la cucharilla hacia la Liebre de Marzo).
—¿Ah, sí?— preguntó Alicia interesada.
—Sí. Sucedió durante el gran concierto que ofreció la Reina de Corazones, y en el que me
tocó cantar a mí.
—¿Y qué cantaste? —preguntó Alicia.
—Pues canté:
“Brilla, brilla, ratita alada,
¿En qué estás tan atareada? ”
—Porque esa canción la conocerás, ¿no?
—Quizá me suene de algo, pero no estoy segura —dijo Alicia.
—Tiene más estrofas —siguió el Sombrerero—. Por ejemplo:
“Por sobre el Universo vas volando,
con una bandeja de teteras llevando.
Brilla, brilla.
.. ”