¾
Identificación de gestos, posiciones y movimientos corporales característicos.
Descripción de los usos de la energía, tiempo, espacio y flujo más comunes.
¾
Identificación de pisadas y trazos coreográficos característicos. Relación de las parejas
con otras parejas. Bailes grupales o comunitarios.
1.3 Identificación de la danza popular actual como reflejo de encuentros
sociales y culturales, así como de transformaciones dancísticas
A lo largo de nuestra historia encontramos numerosos ejemplos de encuentros culturales, de los
cuales ha surgido una nueva cultura mestiza, híbrida. Esta creación cultural dejó honda huella
en las producciones dancísticas. Al estudiar nuestras danzas con fines rituales, seguramente
descubriste que en la mayoría de ellas, sus antecedentes se remontan a la época colonial,
momento histórico en que vivimos el más significativo choque y encuentro cultural de nuestra
historia y la de toda América Latina. En las danzas quedó la imborrable marca de la Conquista,
particularmente de la espiritual, pues la mayoría de los evangelizadores aprovecharon la fuerza
estética de las culturas prehispánicas para lograr que nuestros antepasados incorporaran a su
vida la nueva religión.
La influencia española no se limitó a la evangelización; los nuevos pobladores trajeron consigo
“numerosas canciones, músicas y bailes procedentes de diversas regiones de la península
ibérica, entre los que destacaron diversas formas de zapateados de origen gitano y andaluz,
además de las seguidillas manchegas y castellanas, consideradas entre las más antiguas de
España” (Ramos, 2005: 139).
También se produjeron otros encuentros culturales. La influencia de los esclavos negros que
llegaron a la Nueva España durante el siglo XVI tuvo una significativa participación en la
creación cultural y racial que se produjo en los tres siglos de vida colonial. Esta influencia ha
sido menos reconocida y estudiada, su importancia ha sido opacada por la fuerza cultural de
nuestro pasado prehispánico. Sin embargo, los estudios sobre la sociedad colonial destacan su
presencia, tanto en la multiplicidad de castas generadas, como en el potencial contestatario y
subversivo que crearon los movimientos rítmicos y voluptuosos de sus danzas. Al respecto, la
historiadora de la danza novohispana Maya Ramos comenta:
La presencia africana sería de vital importancia en el desarrollo de la música y el baile
populares. Su música y sus bailes empezaron a predominar muy tempranamente entre las
clases populares, mediante el atractivo que ejercían sus ruidosas “juntas” o fiestas realizadas
a cualquier hora y en plena calle de la ciudad, cuya euforia traía consigo desórdenes,
embriaguez e incluso hechos violentos. Consideradas como elemento perturbador del orden
público, dieron origen a quejas y ordenanzas destinadas a contenerlas, mientras que su
influencia se hizo sentir en nuevos bailes y coplas que pronto provocarían indignadas
censuras y prohibiciones (Ramos, 2005:136-137).
Entre los bailes que más destacaron por el número de denuncias y prohibiciones de la
Inquisición por su “lascivia” y “deshonestidad” se encuentran:
El Animal, El Chuchumbé y el
Jarabe Gatuno
.
Los tres siglos de dominación colonial y el continuo sincretismo cultural no lograron disolver del
todo la fuerte presencia africana en nuestro país. Basta un recorrido por las costas,
principalmente de Guerrero, Oaxaca y Veracruz, para que aún podamos gozar de su potencia
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