cultural, la cual es palpable en el carácter bullanguero, irónico y festivo característico de los
costeños y en la sensualidad de sus bailes.
Otra influencia cultural, aún menos estudiada que la africana, es la proveniente del Oriente
(filipinos, chinos y malayos, entre otros), con el cual hemos sostenido un intenso y continuo
intercambio mercantil en las costas del Pacífico. “Designados en general como ‘chinos’,
pertenecieron a los sectores populares de la población novohispana y se distinguieron como
artesanos, barberos o vendedores ambulantes; pero muchos de ellos se desempeñaron como
músicos, cantores y maestros de baile, o bien como titiriteros, prestidigitadores y acróbatas,
cuyas actividades serían mencionadas con frecuencia durante los siglos XVII y XVIII” (Ramos,
2005: 138).
No sorprende entonces que de esta pluralidad cultural haya surgido la fuerza creativa y
sincrética de nuestra cultura, expresada en la gran variedad de danzas y bailes populares
tradicionales, entre otras producciones culturales, las que al arraigarse en alguna región o
comunidad de nuestro país han contribuido a generar identidades locales, características que
parecen desdibujar su procedencia mestiza, híbrida.
Nuestras tradiciones no se han mantenido estáticas desde la Colonia, también en el siglo XIX
encontramos importantes influencias culturales provenientes del centro de Europa, de las que
surgieron producciones dancísticas que echaron raíces y tomaron carta de naturalización. Es el
caso del vals, la polca, la redova y el chotis, de los cuales ya tienes alguna información.
Durante el siglo XX, las influencias no dejaron de hacerse presentes, pero ahora provenientes
de los países caribeños, antillanos y latinoamericanos. Así, tenemos por ejemplo, la llegada del
danzón
proveniente de la Habana, el
merengue
de la República Dominicana y Haití y la
lambada
del Brasil, entro otros más que hemos mencionado en esta secuencia. Estos bailes
también han tenido múltiples transformaciones, debido principalmente a las continuas
corrientes migratorias entre los países y a la creciente fuerza de los medios de comunicación
masiva y las nuevas tecnologías, entre los que destaca el Internet.
Todo el grupo divídase en tres equipos. Elijan alguno de los géneros de danza: danza con fines
rituales, danza popular tradicional (baile folclórico) o baile popular. Elijan alguno de los
subgéneros y elaboren su árbol genealógico. Elaboren un breve escrito en el que indiquen las
características de los géneros de danza o baile de que procede y las transformaciones
dancísticas y musicales sufridas. Ilústrenlo y preséntenlo ante el grupo.
Una vez concluida la presentación, discutan acerca de la capacidad de la danza para asimilar
creativamente los encuentros culturales y crear nuevas formas de identidad. Individualmente
elaboren un escrito en que resuman las reflexiones grupales.
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