ESPAÑOL
III
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si fuera verdad, por serlo;
si no, por ganar amigos
para cuando despertemos.
[Vanse tocando cajas.]
[Salón del Palacio Real.]
ESCENA V
Salen BASILIO y ASTOLFO.
BASILIO:
¿Quién, Astolfo, podrá parar prudente,
la furia de un caballo desbocado?
¿Quién detener de un río la corriente
que corre al mar, soberbio y despeñado?
¿Quién un peñasco suspender, valiente,
de la cima de un monte desgajado?
Pues todo fácil de parar se mira,
mas que de un vulgo la soberbia ira.
Dígalo en bandos el rumor partido,
pues se oye resonar en lo profundo
de los montes el eco repetido:
unos ¡Astolfo! y otros ¡Segismundo”!
El dosel de la jura, reducido
a segunda intención, a horror segundo,
teatro funesto es, donde importuna
representa tragedias la fortuna.
ASTOLFO:
Señor, suspéndase hoy tanta alegría,
cese el aplauso y gusto lisonjero
que tu mano feliz me prometía,
que si Polonia (a quien mandar espero)
hoy se resiste a la obediencia mía,
es porque la merezca yo primero.
Dadme un caballo, y de arrogancia lleno,
rayo descienda el que blasona trueno.
[Vase.]
BASILIO:
Poco reparo tiene lo infalible,
y mucho riesgo lo previsto tiene:
si ha de ser, la defensa es imposible,
que quien la excusa más, más la previene.
¡Dura ley! ¡fuerte caso! ¡horror terrible!
Quien piensa huir el riesgo, al riesgo viene;
con lo que yo guardaba me he perdido;
yo mismo, yo mi patria he destruido.
ESCENA VI
Sale ESTRELLA.
ESTRELLA:
Si tu presencia, gran señor, no trata
de enfrenar el tumulto sucedido,
que de uno en otro bando se dilata
por las calles y plazas dividido,
verás tu reino en ondas de escarlata
nadar, entre la púrpura teñido
de su sangre, que ya con triste modo,
todo es desdichas y tragedias todo.
Tanta es la ruina de tu imperio, tanta
la fuerza del rigor duro, sangriento,
que visto admira y escuchado espanta.
El sol se turba y se embaraza el viento;
cada piedra un pirámide levanta,
y cada flor construye un monumento
cada edificio es un sepulcro altivo,
cada soldado un esqueleto vivo.
ESCENA VII
Sale CLOTALDO.
CLOTALDO:
¡Gracias a Dios que vivo a tus pies llego!
BASILIO:
Clotaldo, pues ¿qué hay de Segismundo?
CLOTALDO:
Que el vulgo, monstruo despeñado y ciego,
la torre penetró, y de lo profundo
della sacó su príncipe, que luego
que vio segunda vez su honor segundo,
valiente se mostró, diciendo, fiero,
que ha de sacar al cielo verdadero.
BASILIO:
Dadme un caballo porque yo en persona
vencer, valiente, un hijo ingrato quiero:
y en la defensa ya de mi corona,
lo que la ciencia erró venza el acero.
[Vase.]
ESTRELLA:
Pues yo al lado del Sol seré Belona:
Poner mi nombre junto al tuyo espero;