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Libro para el Maestro
El mundo
–nuestra extensa familia– puede
describirse como un gran árbol con muchas ramas,
ramificaciones y brotes. Cada nación –representada por una
rama– es un hermano o una hermana que tienen su propia
familia. Estas familias –representadas por ramificaciones–
son las diferentes regiones y comunidades compuestas por
todas las religiones y grupos étnicos. Cuando se ven las
raíces de la historia al colocar a los miembros de la familia
en un árbol genealógico, esta perspectiva muestra la
complementariedad entre todas las personas y demuestra
que es posible la coexistencia. Como el árbol, que se nutre
de las raíces comunes originales que brotan de una semilla,
el árbol de la familia humana no puede ser diferente. ¡La
coexistencia también emerge de la misma semilla de la que
brotó la vida! Y la tolerancia, que también crece a partir de
esa semilla única, no sólo tiene raíces profundas que la
sostienen, sino que también se expresa de diversas maneras,
como enriqueciendo el suelo y proporcionando lluvias de
aceptación y apoyo.
LA COEXISTENCIA
El propósito de la tolerancia es la coexistencia pacífica.
Cuando la tolerancia reconoce la individualidad y la
diversidad, se eliminan las máscaras que crean desacuerdos
y diluye la tensión creada por la ignorancia. La tolerancia
ofrece la oportunidad de descubrir y eliminar estereotipos y
estigmas asociados con personas a las que se las ve
diferentes debido a su nacionalidad, a su religión o a su
patrimonio cultural. Así como el jardinero reconoce las
características de cada variedad de semilla y prepara el
suelo de forma adecuada para cada una, una persona
tolerante respeta la singularidad de cada persona. Una
persona tolerante atrae a otra diferente mediante el
entendimiento y una mentalidad abierta; y aceptándola y
acomodándola de manera genuina, muestra su tolerancia de
una forma práctica. En consecuencia, las relaciones florecen.
La semilla de la tolerancia, el amor, se planta con compasión
y cuidado. Cuanto más afectuoso se vuelve uno y más
comparte ese amor, mayor es la fuerza en ese amor. Cuando
hay carencia de amor, hay falta de tolerancia. Por ejemplo,
el caso de una madre: cuando el hijo experimenta un
obstáculo, ella está preparada y es capaz de tolerar
cualquier cosa. En ese momento no se preocupa por su
propio bienestar, sino que, con amor, afronta todas las
circunstancias. El amor hace que todo sea más fácil de
tolerar.
La familia es la primera escuela en la que se aprende la
tolerancia, debido a que siempre hay que hacer reajustes
para acomodar a los demás. El colegio es la segunda. Sin
embargo, los exámenes de tolerancia se presentan todos y
cada uno de los días de nuestra vida. Los que los aprueban
tienen a menudo la conciencia de apreciar lo bueno de las
personas y de las situaciones. Los que reciben las notas más
bajas son los que normalmente tienen una actitud de
desaprobación y censura. Los que aprueban con muy buena
nota usan el poder de la tolerancia como un escudo de
protección, de forma que su serenidad interna permanece
intacta.
DISCERNIR AL TOMAR DECISIONES
La tolerancia es una fortaleza interna que le permite a la
persona afrontar dificultades y disipar malentendidos. El
método para hacer esto es primero usar el discernimiento al
tomar decisiones. Al ahondar en la conciencia, puede
determinar qué está bien o mal, qué proporcionará beneficio
o pérdida y qué traerá logros a corto o a largo plazo. Las
decisiones perspicaces tienen éxito. El poder de tomar
decisiones elimina trastornos mentales e intelectuales, así
como entre las emociones y la razón. No hay conflictos ni
con uno mismo ni con los demás, ya que la tolerancia
cultiva la habilidad de calmar los sentimientos fuertes y
encendidos de las personas. Aunque se reciban insultos no
La tolerancia
Valores para vivir. Programa Educativo Internacional.
(recuperado el 10 de octubre de 2007).