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Libro para el Maestro
ejemplo, la observación de un grupo de discusión en 
internet de cuidadores de enfermos de Alzheimer nos 
permitió comprobar que funcionaban como un grupo de 
auto-ayuda, basado en el ntercambio de apoyo informativo 
y afectivo, donde los participantes desarrollaban cierto 
sentido de comunidad (Maya Jariego, 2001). Sin necesidad 
de contacto cara a cara, y con independencia del lugar de 
residencia, pueden constituirse comunidades genuinas.
Una lógica similar se observa en las organizaciones 
voluntarias, en las agrupaciones religiosas, en los sindicatos 
o en asociaciones profesionales: el sentido de pertenencia 
puede darse aunque no se comparta un espacio común. De 
hecho, los estudios sociológicos sobre la evolución de las 
redes personales muestran una clara tendencia en la que el 
lugar de residencia parece perder importancia relativa como 
contexto de relación (Wellman y Gulia, 1999; Wellman, 
Wong, Tindall y Nazer, 1997).
Tipos
Niveles
Localidad
Relacional
Agrupamiento
social.
Organizaciones
orientadas por una
tarea.
(Lugar de trabajo,
contexto educativo,
estructuras de poder
colectivo)
Microsistemas
(Grupos de ayuda mutua,
clases).
Organizaciones
(Grupos comunitarios,
congregaciones religiosas,
lugares de trabajo).
Localidades
(Manzana, barrio, pueblo,
ciudad, área rural)
Tabla 1
. Tipos y niveles de comunidades (Dalton, Elias y Wanders-
man, 2001).
COMPONENTES DEL SENTIDO DE COMUNIDAD:
EL MODELO DE MCMILLAN Y CHAVIS (1986)
Pese a que la definición original del concepto corresponde a 
Seymour Sarason, el modelo de sentido de comunidad que 
se ha asentado en la literatura es la propuesta de McMillan 
y Chavis (1986), realizada a partir de una amplia revisión de 
la investigación sobre el tema. Según estos investigadores 
el sentido psicológico de comunidad es “un sentimiento que 
los miembros tienen de pertenencia, un sentimiento de que 
los miembros son importantes para los demás y para el 
grupo, y una fe compartida en que las necesidades de los 
miembros serán atendidas a través del compromiso de estar 
juntos” (McMillan y Chavis, 1986, pág. 9). Esta definición no 
dista mucho de la propuesta por Sarason. Sin embargo, 
McMillan y Chavis (1986) señalan cuatro componentes 
específicos del concepto, que permiten tratar de modo 
operativo la idea. Son cuatro elementos que facilitan la 
medición del concepto o el establecimiento de objetivos 
específicos de cara a la intervención. Los cuatro tienen que 
estar presentes para que hablemos de sentido de 
comunidad:
PERTENENCIA
Consiste en el sentimiento de haber invertido parte de sí 
mismo en la comunidad, y de pertenecer a ella. 
Concretamente, esto conlleva (a) la delimitación de una 
frontera entre los miembros y los que no lo son, (b) la 
existencia de un sistema de símbolos compartidos, (c) la 
experiencia de seguridad emocional, (d) la inversión 
personal en la comunidad y, finalmente, (e) el sentimiento 
de pertenencia e identificación. Por ejemplo, en el grupo de 
discusión en Internet de cuidadores de enfermos de 
Alzheimer (Maya Jariego, 2001), la pertenencia viene 
delimitada por la suscripción a la lista de correo, se generan 
saludos distintivos y otros usos característicos del idioma,