200
Libro para el Maestro
construyen una imagen de aquél en virtud de la cual nosotros
construimos la nuestra (Fontcuberta, 1993).
La educación en medios, es decir, la incorporación de los medios
como objeto de estudio y conocimiento en la escuela, propone
aprender a interrogarse sobre las representaciones del mundo
que transmiten los medios, a fin de comprender la forma en que
damos sentido a la realidad y el modo en que los medios le dan
sentido para nosotros.
La educación en medios, dicho de otra manera, consiste en
aprender a analizar la manera en que los medios de comunicación
construyen el mundo y se presentan como mediadores entre el
universo y nosotros.
Los medios de comunicación participan en la construcción de
nuestra identidad. Influyen sobre nuestra noción de género, sobre
nuestro sentido de clase, de raza, de nacionalidad, sobre quiénes
somos «nosotros» y quiénes son «ellos». Las imágenes de los
medios de comunicación organizan y ordenan nuestra visión del
mundo y de nuestros valores más profundos: lo que es bueno y lo
que es malo; lo que es positivo y lo que es negativo; lo que es
moral y lo que es inmoral. Los medios nos dicen cómo
comportarnos ante determinadas situaciones sociales; nos
proponen qué pensar, qué sentir, qué creer, qué desear y qué
temer. Nos ofrecen ideas de qué es ser hombre y qué es ser mujer,
de cómo vestirnos, de qué consumir, de qué manera ser popular
y evitar el fracaso, de cómo reaccionar ante miembros de grupos
sociales diferentes al «nuestro», y de qué modo responder a
normas, instituciones y valores sociales.
Una educación en medios propone analizar la manera en que la
cultura mediática construye valores e identidades a través de
representaciones. Propone también investigar el modo en que los
medios producen imágenes del universo, para constituirse en el
marco desde el cual intentan que las audiencias comprendan
cómo es el mundo y por qué funciona como lo hace.
Esta pedagogía busca desmitificar el acto y el proceso de
representar, a fin de que los estudiantes deconstruyan la noción
mítica de que las imágenes, los sonidos y los textos reproducen
fielmente la realidad. Una educación en medios —como
dijimos— es una pregunta constante sobre la manera en que
damos sentido al mundo y sobre el modo en que los medios le
dan sentido para nosotros. La educación en medios busca
comprender la representación del mundo en los medios, para
pensar mejor nuestra propia ubicación en ese mundo de
representaciones y en el universo real. Supone analizar el lugar
del «otro» para poder situar «nuestro» propio lugar.
La educación en medios, finalmente, busca «revalorizar la cultura
de los niños», sus experiencias cotidianas, su vida en el barrio y
sus consumos mediáticos. Propone conocer, integrar y resignificar
sus saberes previos y preguntarse por aquello que los alumnos
aprenden dentro de la escuela y, no menos importante, fuera de
ella.
No se puede negar que los estudiantes tienen experiencias, ni
tampoco que esas experiencias se relacionan con el proceso de
aprendizaje. Los alumnos tienen recuerdos, familias, religiones,
sentimientos, lenguajes y culturas que les dan voz. Podemos
asumir esas experiencias de manera crítica e ir más allá de ellas.
Pero no podemos negarlas (Giroux, 1997). Y en este proceso los
medios pueden constituirse en importantes espacios para la
revalorización y resignificación de la cultura de los alumnos.