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Libro para el Maestro
La educación en medios propone entonces estudiar el poder de esos medios: sus temas recurrentes, la
presentación de los mensajes, los mecanismos significadores, el discurso, los códigos de naturalización,
etcétera. […] analiza la manera en que, a partir de las representaciones mediáticas, los receptores llegamos
a aceptar como naturales ciertos juicios acerca de nosotros mismos y de los otros, cuando nosotros o ellos
estamos representados en los medios. Se trata de una educación que propone problematizar las
representaciones sociales –la nuestra y la de los otros– en los medios y en la sociedad. En esta perspectiva,
la educación en medios analiza la construcción de la identidad en los medios (la mujer, el hombre, la
familia, la pobreza, el negro, el indígena, el europeo, el africano) para comprender mejor la relación entre
esas representaciones y el mundo real.
Los medios de comunicación participan en la construcción de nuestra identidad. Influyen sobre nuestra
noción de género, sobre nuestro sentido de clase, raza o nacionalidad; sobre quiénes somos nosotros y
quiénes son ellos. Las imágenes de los medios de comunicación organizan y ordenan nuestra visión del
mundo y nuestros valores más profundos: lo que es bueno y lo que es malo, lo que es positivo y lo que es
negativo, lo que es moral y lo que es amoral. Los medios nos indican cómo comportarnos ante determinadas
situaciones sociales; nos proponen qué pensar, qué sentir, qué creer, qué desear y qué temer. Nos enseñan
qué es ser hombre y qué es ser mujer; cómo vestirnos, qué consumir, de qué manera ser popular y evitar
el fracaso; cómo reaccionar ante grupos sociales diferentes al nuestro y de qué modo responder a normas,
instituciones y valores sociales.
Las representaciones en los medios producen significados a través de los cuales damos sentido a nuestra
experiencia personal y a nuestra función social. Contribuyen a la construcción de la identidad individual y
colectiva, ofreciendo respuestas a preguntas tales como quién soy, quién podría ser y qué quiero ser.
[…] Así, una educación en medios propone analizar la manera en la que los medios construyen identidades
(nosotros y ellos; yo y el otro) a través de representaciones, en un abordaje que incluye una lectura
ideológica del discurso, para luego explorar el modo en el que las audiencias olvidan que esas
representaciones son construcciones y las integran natural y normalmente a su vida cotidiana.
Una formación en medios, en suma, es una pregunta constante sobre la manera en la que damos sentido
al mundo, y el modo en que otros (los medios) le dan sentido para nosotros. Es interrogar en interés de
quiénes operan las representaciones en los medios, qué intenciones persiguen, y qué dicen (y no dicen) de
nosotros y de ellos
[…] Una educación en medios no se contenta con el análisis de los textos; propone una reflexión crítica
sobre los medios y sobre las relaciones sociales representadas en sus mensajes. […] significa desafiar las
representaciones tal como aparecen en los medios. ¿Representan los medios a personas como yo? ¿De
qué manera? ¿Y a las personas que no son como yo? ¿Qué dicen y qué no dicen de mí y de ellos? ¿Cómo
piensan los medios que soy? ¿Por qué? La educación en medios supone que los alumnos descubran y
analicen dónde están en ese mundo de representaciones, para poder definir después su relación con el
mundo real y participar en su transformación.
EL LUGAR DE LA ESCUELA
¿Cuál es el lugar de la escuela en esta perspectiva de educación en medios? El desarrollo de los medios
de comunicación y las nuevas tecnologías de la información han llevado a considerar la necesidad de
preparar a los jóvenes para que puedan relacionarse críticamente con dicho entorno mediático […]. Los
estudiantes están siendo formados en la intersección del texto escrito, la imagen electrónica y la cultura
popular. Los centros comerciales, la televisión, la música, las historietas, el cine, los videojuegos y otras
expresiones de la cultura popular deben convertirse en objetos de conocimiento escolar.
La pedagogía debe redefinir su relación con la cultura y servir como vehículo para su interpretación y
mutua potenciación. La educación, entendida como práctica cultural, necesita abrir nuevos espacios en los
que los alumnos puedan experimentar y definir qué significa ser productores culturales, ser capaces de