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Libro para el maestro
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SECUENCIA DE ANáLISIS Y REFLEXIóN
Tema de anÁlisis y reflexiÓn No. 2
Piratas y corsarios en el Golfo de México
¿Qué te imaginas cuando piensas en piratas y corsarios? Tal vez la imagen que aparez-
ca en tu mente sea la de un hombre con espada, pañoleta en la cabeza, un gancho en
vez de mano y parche en el ojo. Esta imagen de pirata es la más popular, pero su apa-
riencia fue cambiando a lo largo del tiempo ya que su origen se remonta al siglo
XIV
a.n.E. Ahora bien, ¿sabes a qué se le llama “piratería” hoy día? A continuación co-
nocerás a qué se dedicaban estas personas que navegaban las aguas del Golfo de
México y del Océano Atlántico durante el siglo
XVIII
y qué actividades “piratas” aún se
siguen realizando.
1.
Lean el siguiente texto.
Que trata de los piratas más célebres
de aquellas costas americanas
Dije ya en lo antecedente cómo me fue forzoso juntarme con los piratas, a los que doy
este nombre pues no son mantenidos por ningún príncipe soberano. […] El pirata que
estaba en la isla Tortuga se llamaba Pedro el Grande […] y tomó al vicealmirante de la
flota española, cerca del cabo Tiburón, del lado del occidente de la isla de Santo
Domingo, sólo con una barca, donde él estaba con veintiocho personas dentro. La
causa de esto fue que los españoles jamás habían hallado en el canal de Bahama
contradicciones hasta entonces, de suerte que los piratas salieron a la mar por el
Caycos, desde donde lo tomaron con facilidad, echando a la gente española a tierra y
enviando el navío a Francia. El modo como este intrépido pirata se atrevió a tal navío y
lo tomó, según lo he leído en el diario de un verdadero autor, es tal: Estaba la barca de
Pedro el Grande en la mar sin poder obtener nada de sus piráticos intentos, y, faltándo-
le ya los víveres, no podía esperar más sobre las aguas. En este conflicto vieron un
navío de la flota española que se había separado de los otros y contra él hicieron deter-
minada resolución de tomarlo o de morir en la demanda. Fuéronse acercando para
reconocerle, y aunque les pareció presa fuera de sus fuerzas, no obstante, desesperada-
mente lo abordaron. Se habían acercado tanto que ya el navío no se les podía escapar
o morirían todos. E hicieron los piratas a su capitán Pedro, el juramento de portarse en
la acción esforzados y valerosos, sin desmayos ni temores porque hallarían despreveni-
do el bajel y a poca costa le podrían dominar. Era cerca de la noche cuando esto se
emprendió, habiendo ordenado antes al cirujano de la barca que hiciese un agujero
grande en ella, para que al irse ésta a pique, se vieran más forzados a saltar apresura-
damente al bajel. Hiciéronlo, no teniendo cada uno más armas que una pistola, y la
espada en mano, y entraron corriendo, inmediatamente, a la cámara de popa, donde
hallaron al capitán con otros amigos jugando a los cientos. Pusiéronle una pistola al
pecho y le pidieron que les rindiese el navío a su obediencia. Cuando los españoles
vieron dentro a los piratas, sin haberlos antes visto venir, creían que eran fantasmas y
decían: “Jesús, ¿son demonios estos?” Entretanto, otros se apoderaron de la cámara de
Santa Bárbara, haciéndose señores de todas las armas y municiones que en ella había y
matando a cuantos se les oponían, con lo que, finalmente, los españoles se rindieron.
A partir de una fuente primaria, se describe un
ejemplo de cómo los piratas atacaban y robaban
a las naves españolas. Para contrastar esta
actividad de piratería del siglo
XVIII
, se propone
la lectura de una fuente secundaria en la que se
describe el tipo de piratería que hoy se practica.
Con ambas fuentes, los alumnos deberán
comparar los cambios y permanencias y la
relación pasado-presente-futuro con respecto
al tema.