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Libro para el Maestro
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HISTORIA
II
la negociación con los grupos de poder (entre los que se encontraba la Iglesia católica) y la concesión de
privilegios, pero reprimió de manera enérgica toda muestra de descontento.
Con el fin de mantener la paz y el orden estableció una red de alianzas que le permitieron mantenerse en el
poder. Pasando por encima de los principios democráticos, se adjudicó la elección de los gobernadores de los
estados. En estos puestos colocó a personajes leales a su gobierno, que contaban con una serie de alianzas
regionales y podían mantener la paz en la región. También fomentó el enriquecimiento de líderes locales para
ganar partidarios y garantizar su fidelidad.
El general utilizó como bandera, desde el inicio, el respeto a la Constitución liberal promulgada en 1857, lo
que le otorgaba
legitimidad
a su régimen, un marco de
legalidad
al país y, en teoría le daba continuidad al
proyecto político liberal. No obstante, pocas veces se aplicaron las normas constitucionales o sólo parcialmen-
te. Por otro lado, la Constitución fue objeto de varias
reformas
que, en general, estaban destinadas a favore-
cer a Díaz o los grupos en el poder, como los cambios que se hicieron para
eliminar el principio de no reelección. Esto contribuyó a que el gobernante
permaneciera 30 años en el poder.
Otro aspecto notable fue que durante el porfiriato, no se hicieron cumplir
las leyes anticlericales, lo que permitió que poco a poco la Iglesia católica se
recobrara del duro golpe sufrido por la legislación liberal: recuperó algunas de
sus propiedades; realizó nuevamente, de manera pública, la celebración de
festividades religiosas; volvió a ocupar un lugar importante en el ámbito
educativo, y retomó su participación en instituciones de beneficencia, entre
otros aspectos. Esto garantizó al régimen porfirista el apoyo de la jerarquía
eclesiástica y, por otro lado, le permitió
cubrir algunos servicios para los que no
había recursos suficientes.
Díaz estableció un régimen dictato-
rial al pasar por encima de los principios
de representatividad y democracia
consagrados en la constitución. Durante
su gobierno, los poderes Legislativo y
Judicial estaban al servicio del Ejecutivo,
y dejaron de ser un contrapeso a las
decisiones del presidente.
El autoritarismo y centralismo que
caracterizaron al gobierno de Porfirio
Díaz crecieron con el paso del tiempo.
Todas las decisiones políticas y económi-
cas relacionadas con el destino del país
eran tomadas por el presidente, sus
allegados o los gobernadores elegidos
por él. El largo periodo que gobernó Díaz
y su envejecimiento, despertaron la
inquietud por definir quién sería su
sucesor. Las pugnas entre los diferentes
grupos (antiguos liberales, militares y
científicos) que apoyaban al dictador, no
se hicieron esperar, con lo que comenzó
a debilitarse el régimen porfirista. En
1904 se creó el puesto de vicepresidente,
con vistas a preparar la sucesión.
Legitimidad:
Capacidad
que permite ejercer el
poder sin necesidad de
recurrir a la violencia.
Legalidad:
Que estaba
apegado al ordenamien-
to jurídico vigente.
Al comenzar el siglo
XX
, Díaz cumplió veinte años de ocupar la presidencia y tenía
70 años. Su participación en numerosos sucesos militares, primero, y en la política,
después, abarcaba casi medio siglo.