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bloque
I
Algunas de estas células actúan
directamente eliminando partículas
o microorganismos invasores. Otras
producen sustancias llamadas
anticuerpos
, que son proteínas
encargadas de contrarrestar los
microorganismos y virus que pueden
dañar al organismo.
El sistema antígeno-anticuerpo es
específico, es decir, los anticuerpos
que contrarrestan un tipo de
microorganismo o virus no actúan
contra otro. Así, los anticuerpos para el
virus del sarampión no contrarrestan
el de la varicela.
El proceso de defensa se activa de
manera inmediata, aunque el cuerpo
tarda cierto tiempo en contrarrestar
los microorganismos y virus que
provocan la enfermedad.
Si el sistema inmunológico ya ha
producido anticuerpos contra algún
microorganismo o virus que causó
la enfermedad, guarda memoria del
suceso y en la siguiente ocasión tardará
menos en responder a la infección, ya
sea impidiendo que se desarrolle o que
ésta sea menos agresiva.
Las vacunas se preparan mediante
procesos o técnicas de laboratorio con
virus debilitados, inactivados o con
partes de éstos, que al ser introducidos
en el cuerpo, inyectados o tomados,
inducen que las células de defensa
produzcan anticuerpos.
Generalmente se producen vacunas contra
enfermedades virales como poliomielitis, sarampión,
rubéola, parotiditis (paperas), influenza, hepatitis
y diarrea por rotavirus, y también contra algunas
enfermedades bacterianas como tétanos, difteria
y tosferina. Todas estas vacunas forman parte del
esquema de vacunación registrado en la Cartilla
Nacional de Vacunación o Cartilla Nacional de Salud.