Foto: Christa Cowrie, “Asombro”, en
La vida de la escena: la escena de la vida.
Obra fotográfica
, México, INBA/CENIDI-Danza, 2005.
Si bien este ideal de belleza se dirigió en un principio a “atacar” al público femenino, poco a
poco, los medios masivos y los anuncios publicitarios han ido también impulsando un ideal para
los hombres, quienes hace varias décadas eran un sector poco vulnerable hacia este tipo de
información.
Ahora vemos con frecuencia anuncios dirigidos a insistir en el cuidado del cuerpo masculino: el
cuidadoso modelamiento de su musculatura y de su aspecto físico, lo que requiere, además de
un entrenamiento físico específico, un cuidado de la alimentación, del cabello y del cutis
especial. El ideal de hombre actual ya no se dirige sólo al éxito en la actividad laboral o
profesional, sino que obliga a un cuidado extremo de la apariencia física, en el que por
supuesto, el perfil de belleza occidental (griega) es el predominante. La preocupación por el
desarrollo muscular también ha conducido a que los hombres atenten contra su salud,
abusando de productos químicos, como lo anabólicos. ¿Qué opinan?
Existen otras industrias que han obtenido jugosos beneficios de la obsesión por la belleza y el
cuidado de la imagen: la cosmetología y la cirugía plástica. Estos procedimientos tienen el
propósito de eliminar las imperfecciones, los estragos de la edad o los excesos en el modo de
vida. De ahí la necesidad de usar gruesas capas de maquillaje o de consumir cremas que
ayuden a recuperar la fragancia perdida. Cuando los resultados ya no satisfacen las
expectativas de quienes viven para el cuidado de su imagen, la reconstrucción facial o bien del
cuerpo en su conjunto es una solución que ayuda a combatir el deterioro que produce el paso
de los años.
Lo anterior ha convertido a la nuestra en una sociedad cada vez menos tolerante ante el
envejecimiento, y cada vez menos orgullosa de sus viejos; pero sobre todo incapaz de
recuperar la experiencia vivida por ellos y la belleza de su edad.
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