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SEGISMUNDO:
No digas tal; di el sol, a cuya llama
aquella estrella vive,
pues de tus rayos resplandor recibe:
yo vi en reino de olores
que presidía entre comunes flores
la deidad de la rosa,
y era su emperatriz por más hermosa;
yo vi entre piedras finas
de la docta academia de sus minas
preferir el diamante
y ser su emperador por más brillante.
Yo en esas cortes bellas
de la inquieta república de estrellas,
vi en el lugar primero,
por rey de las estrellas al lucero;
yo en esferas perfectas,
llamando el sol a cortes los planetas,
le vi que presidía,
como mayor oráculo del día.
¿Pues cómo, si entre estrellas,
piedras, signos, planetas, las más bellas
prefieren, tú has servido
la de menos beldad, habiendo sido
por más bella y hermosa,
sol, lucero, diamante, estrella y rosa?
ESCENA VIII
Sale CLOTALDO, que se queda al paño.
CLOTALDO:
[Aparte.]
(A Segismundo reducir deseo,
porque en fin le he criado: ¡mas qué veo!)
ROSAURA:
Tu favor reverencio:
respóndete retórico el silencio:
cuando tan torpe la razón se halla,
mejor habla, señor, quien mejor calla.
SEGISMUNDO:
No has de ausentarte, espera.
¿Cómo quieres dejar desa manera
a oscuras mi sentido?
ROSAURA:
Esta licencia a Vuestra Alteza pido.
SEGISMUNDO:
Irte con tal violencia
no es pedirla, es tomarte la licencia.
ROSAURA:
Pues si tú no la das, tomarla espero.
SEGISMUNDO:
Harás que de cortés pase a grosero,
porque la resistencia
es veneno cruel de mi paciencia.
ROSAURA:
Pues cuando ese veneno,
de furia, de rigor y saña lleno,
la paciencia venciera,
mi respeto no osara, ni pudiera.
SEGISMUNDO:
Sólo por ver si puedo
harás que pierda a tu hermosura el miedo,
que soy muy inclinado
a vencer lo imposible: hoy he arrojado
dese balcón a un hombre que decía
que hacerse no podía;
y así por ver si puedo cosa es llana
que arrojaré tu honor por la ventana.
CLOTALDO:
[Aparte.]
(Mucho se va empeñando.
¿Qué he de hacer, cielos, cuando
tras un loco deseo
mi honor segunda vez a riesgo veo?)
ROSAURA:
No en vano prevenía
a este reino infeliz tu tiranía
escándalos tan fuertes
de delitos, traiciones, iras, muertes.
¿Mas qué ha de hacer un hombre,
que no tiene de humano más que el nombre
atrevido, inhumano,
cruel, soberbio, bárbaro y tirano,
nacido entre las fieras?
SEGISMUNDO:
Porque tú ese
baldón
no me dijeras,
tan cortés me mostraba,
pensando que con eso te obligaba;
mas si lo soy hablando deste modo,
has de decirlo, vive Dios, por todo.
ANEXO 2
baldón:
insulto,
palabra injuriosa.