93
Libro para el maestro
61
HISTORIA
II
Sabías que…
Así como en América del Sur, los españoles buscaron El Dorado; en Nueva España los
avances hacia el Norte también estuvieron motivados por la búsqueda de las Siete ciuda-
des de oro, cuya capital se decía era Cíbola. Esta leyenda inspirada en noticias de algunos
pueblos indígenas llevó al descubrimiento de la zona arqueológica de Casas Grandes,
en Chihuahua, y al establecimiento de fundaciones que ampliaron la frontera de Nueva
España. Este mapa de 1578 muestra cómo se imaginaban los españoles a estas ciudades.
Estos descubrimientos generaron
movimientos de población. Los
encomenderos fueron los principales
inversionistas en las empresas
mineras y ellos, además, tenían la
posibilidad de trasladar a indígenas
como trabajadores. Sin embargo,
laborar en las vetas era diferente: se
requerían grupos de trabajo con
cierta disciplina y especialización
para identificar las más ricas, extraer
las mejores piedras y separar el
metal, generalmente mezclado con
otros minerales. Además, se necesi-
taban trabajadores para el transpor-
te, el molido y la preparación del
carbón. En cuanto estas vetas
superficiales se agotaron, los traba-
jadores que sobrevivieron, habían
adquirido experiencia y ésta fue
aprovechada en la siguiente fase:
excavación y explotación de yaci-
mientos subterráneos.
Las exploraciones para encontrar
metales preciosos o ciudades
imaginarias impulsaron la expansión
hacia el Norte. A los descubrimien-
tos de yacimientos importantes
siguió el proceso de colonización
que implicaba el movimiento de
población, su asentamiento, el
desarrollo de caminos para el
transporte de insumos mineros y de
los metales obtenidos, y el desarrollo
de otras actividades económicas,
principalmente el comercio, la
agricultura y la ganadería.
La minería fue una de las actividades
que generaba un gran desgaste físico,
además de que requería de conoci-
mientos especializados para cada una
de sus fases. En los primeros años, los
indígenas fueron forzados a trabajar
como esclavos en esta actividad y,
aunque la esclavitud se prohibió des-
de 1535, fueron obligados a trabajar
en las minas, donde muchos murie-
ron. En las imágenes se muestran
diferentes fases del trabajo del metal
y los hornos de las minas de Tlalcha-
pa, Guerrero, con los instrumentos
utilizados por los trabajadores.
Si el trabajo en placeres y
vetas superficiales había
generado la muerte de
indígenas, las minas em-
peoraron esta situación.
Además, tras la segunda
gran epidemia (1545-
1548) que terminó con la
vida de miles de indíge-
nas, la escasez de mano
de obra se agudizó.